El Port de Sóller se encuentra situado en la bahía del mismo nombre, en la costa norte de Mallorca. Está comunicado por carretera y por tranvía con la pequeña ciudad de Sóller, al pie de la Serra de Tramuntana, y constituye el punto de salida de las excursiones marítimas a lugares costeros de especial interés como Sa Foradada, Tuent, Sa Calobra y el Torrent de Pareis.
Lo que hace un siglo era un pequeño barrio pesquero, en la actualidad se ha convertido en el principal núcleo turístico de esta zona de Mallorca. Su especial encanto y la tranquilidad que ofrece al visitante, junto con su variada oferta de restauración y sus renovados hoteles, hacen que el Port de Sóller sea uno de los destinos de Mallorca más demandados por el turismo nacional e internacional.
Además de poder disfrutar de las playas del Port de Sóller y de los deportes náuticos, veamos que otras cosas recomendamos para hacer o visitar en este privilegiado lugar.
En todo puerto de mar es recomendable un paseo por su marina. Podemos iniciar el nuestro desde la última parada del tranvía, frente al Restaurante Marisol, situado en la estación del tranvía. Este histórico restaurante se abrió el 5 de mayo del 1929 y hoy en día ofrece sus servicios a los viajeros que llegan al Port de Sóller o que hacen la famosa «Vuelta isla», que combina el viaje desde Palma, con tren y tranvía, con el barco a Sa Calobra.
Desde el Marisol vamos a recorrer los muelles y pasarelas del puerto deportivo donde amarran desde los tradicionales “llaüts” mallorquines hasta lanchas, veleros y yates de lujo. Más allá, caminando entre las embarcaciones y las animadas terrazas de los bares y restaurantes, llegaremos hasta el muelle pesquero y la lonja de pescado.
Sobre los muelles descansa la barriada marinera de Santa Catalina, un pequeño laberinto de casas, callejuelas y empinadas cuestas escalonadas. En su parte alta, unas terrazas constituyen un mirador hacia la bahía con la Serra de Tramuntana como telón de fondo.
En la variada oferta de restauración de la zona destacan los platos mediterráneos y marineros como paellas, arroces caldosos, calderetas y parrilladas de pescado y marisco fresco.
El oratorio de Santa Catalina de Alejandría preside el barrio marinero en su punto más alto. Esta pequeña iglesia del siglo XIII es en la actualidad la sede del Museo del Mar.
El Museo del Mar forma parte del Museo Marítimo de Mallorca y funciona como un centro de investigación e interpretación de la relación con el mar de Sóller y sus habitantes. En su sala de exposición se muestran piezas navales antiguas, objetos relacionados con el mundo de la pesca y el comercio, maquetas de embarcaciones, fotografías e imágenes históricas, documentación y otros elementos relacionados con el mar. En la sala de audiovisuales pueden escucharse los testimonios de los viejos pescadores del lugar.
Junto al oratorio, una terraza sobre el acantilado nos da la oportunidad de extender nuestra vista hacia la inmensidad del mar Mediterráneo y de observar sin obstáculos una de las mejores puestas de sol de la isla.
La específica ubicación de los faros, en lo alto de cabos y salientes, hace casi inevitable la visita a sus alrededores. En el Port de Sóller es posible acercarse hasta el faro situado sobre el Cap Gros, una mole que cierra la bahía en su parte oeste.
Se puede llegar hasta el faro a pie o en coche por una carretera algo estrecha y con algunas curvas, aunque asequible. Si lo haces a pie puedes iniciar el recorrido desde el mismo puerto, recorriendo todo el paseo marítimo, o desde la parada del tranvía en la plaza de Sa Torre.
La caminata dura unos 25 minutos y su trazado transcurre todo el tiempo junto al mar. En lo alto, el mirador abierto hacia el norte ofrece una de las mejores vistas de la Bahía de Sóller, el puerto y las montañas. Al otro lado del faro, una explanada que mira hacia el oeste resulta ideal para contemplar la puesta de sol.
Durante el siglo XVI Sóller fue asaltada en dos ocasiones por los piratas berberiscos. En 1542, la incursión corsaria destruyó el Oratorio de Santa Catalina, en el Puerto de Sóller. En 1561, una importante hueste pirata, tras fondear sus barcos en la costa, llegó hasta el pueblo y, aunque fue rechazada por la milicia local, dejó a su paso muertes, saqueo y destrucción.
Estos continuos ataques a los pueblos costeros motivó la construcción de una línea de torres de vigilancia a lo largo de todo el litoral mallorquín. La que guarda el Puerto de Sóller, en lo alto de un acantilado, es la llamada Torre Picada, magníficamente conservada.
Partiendo del Puerto de Sóller, un paseo de menos de media hora entre bancales de olivos y bosque de pinos nos lleva hasta el pie de la torre. Aunque no puede accederse a su interior, las vistas hacia la bahía, las montañas y la abrupta costa norte hacen que la caminata valga la pena.
A diferencia de otras zonas costeras de la isla, la costa norte de Mallorca es abrupta y escarpada. Las laderas de la Serra de Tramuntana caen hasta el mar dando forma a un espectacular paisaje. Desde el puerto de Sóller tienes la oportunidad de recorrer por mar estos parajes únicos: acantilados, calas, cuevas y aguas cristalinas. La compañía naviera Barcos Azules ofrece excursiones a Sa Foradada, Tuent y Sa Calobra.
Sa Foradada se encuentra en dirección sudoeste, entre Deià y Valldemossa. Se trata de una impresionante roca horadada que forma una pequeña península que se adentra en el mar. Durante el trayecto el barco pasa frente a la pintoresca costa de Deià.
Cala Tuent es la cala con la playa virgen más amplia de la costa norte. Un lugar mágico rodeado de bosques de pinos al pie de los picos más altos de la Serra de Tramuntana. Al no estar muy concurrida, constituye un lugar ideal para el relax y la desconexión.
Sa Calobra está formada por un pequeño puerto-refugio para pescadores y una playa de cantos rodados y aguas turquesas. Desde allí, a pie por un camino empedrado y atravesando unos túneles perforados en la roca, se llega a la desembocadura del Torrent de Pareis.
El Torrent de Pareis es uno de los parajes más singulares de la isla, declarado Monumento Natural. Un cañón de altas paredes de piedra que serpentea la sierra hasta encontrar el mar. En su desembocadura, una lengua de playa, de blancos cantos rodados, invita al baño en el marco de un entorno único.
O, si te apetece ir más allá con tu excursión, embárcate en un paseo por mar hasta los destinos costeros de Sa Foradada, Tuent, Sa Calobra y el Torrent de Pareis.